MEXICANA

Muchos son los spots del Bicentenario. Todos ellos hablan del orgullo de tener 200 años siendo mexicanos. Hablan de cosas prácticas, comunes, corrientes y pocos de ellos tocan lo que hoy los mexicanos sentimos. Sé que no puedo hablar por el personaje colectivo del mexicano que festeja quizá más lo que quiere ser que lo que ha sido. Yo he festejado en medio partido con la cara pintada, he festejado saboreando unos tacos del otro lado del charco, cantando el himno e incluso mientras me cantaban el jarabe tapatío. Pero hoy no entiendo qué es lo que quiero festejar. Quizá aquel video de 100mts x 10mts que presentó el C. Presidente dice más de lo que yo puedo en estos momentos… dice mucho en sus últimos minutos. Dice México Lindo y Querido. Lo dice fuerte y a capela, lo dice en la voz de Pepe Aguilar, sin intentar ser tendencioso ni partidista. Creo que todos lo debiéramos ver. Porque no elimina el sentimiento de frustración que traemos todos por la guerra del narco, robo y secuestro que vivimos. Ni la depresión por el desempleo masivo que hoy por hoy ha llegado a todas las familias. Pero sí da un sentimiento de pertenencia en algún momento del video que hace que la piel se nos ponga chinita. Yo soy mexicana por nacimiento y hoy quisiera tener una opción. Quizá para poder verme de fuera y regresar corriendo y abrazar a mi país. Quizá para poder ser más objetiva y no tan negativa con el futuro de este país. Hoy me acuerdo de los brasileños que hace 15 años solamente creían en su selección y en Sena que poco después los abandonó. Hoy quiero que en 15 años tengamos a un Lula de presidente (será Cárdenas?), pertenezcamos a un BRIC y el sentimiento de líder lo tengamos en el fondo… Hoy quiero que cuando mis hijos tengan 15 se sientan orgullosos de su país, que no dominen la palabra crisis como lo hacemos los de mi generación y que sean partícipes de las cosas buenas que suceden aquí; que festejan lo que son, no sólo lo que quieren ser. Que sean todo lo bueno que quieran ser, que cumplan más de 200 años para festejarlo y que celebren cada minuto de su vida.

HOY

Muchos adjetivos se escuchan a lo largo de los días para hablar de la gente que trabaja como si el trabajo fuera lo único, como si todo lo diera el trabajo… pero pocas son las veces que escuchamos la palabra congruencia.

En la vida laboral a la que yo estoy acostumbrada la congruencia con valores, palabras o retos es casi inexistente.

Hoy, del otro lado de la ciudad hoy hay alguien que prefirió decir adiós al deporte que tanto ama, pero como ya no podrá entregarle toda la dedicación que se requiere. Se retira. Eso es congruencia.

Y hoy envidio esa congruencia.

Hoy quisiera robarme las palabras de Lorena y decirlas con el mismo tono y el mismo sentimiento.

Pero bueno, hoy también sé que en la vida hay que usar estrategia y poder hacer cosas no por ellas sino por el fin que estas provocarán. Y eso puede que me acerque un poco a aquella congruencia.

Y también tengo algo padre en qué pensar, después de 10 años (qué vieja estoy) me voy a titular. Pero algo dentro de mi me dice que debiera de hacer algo con Alicia; should I?

UN VEINTESOTE

Me fui de viaje y me cayó un 20, de esos pesados que resuenan en cuanto caen y que golpean fuerte fuerte.

Yo creí durante muchos años de mi vida que había nacido en el seno de una familia privilegiada y adinerada. Eso creía o eso me hicieron creer. Y hoy a mis casi 30 años me doy cuenta de que no. Ojo, en ningún momento estoy hablando de extremos… sino más del concepto de la riqueza y la competencia dentro de esta misma.

De chica pensaba que eramos de la clase A. Sí, así como en la escuela te enseñan que hay niveles socioeconómicos a,b,c. Yo pensaba que yo era de la A. Mi mente y pensamiento reducidos querían crear del problema más grande de la humanidad una conclusión básica y simplista: Los c no tienen dinero ni para comer, los b les cuesta un poco de trabajo vivir y andan en transporte público y los A somos los privilegiados. Viví hasta mi adolescencia con ese pensamiento. Yo creía que era normal subirse a un avión, ir de vacaciones, comprar todo lo que uno quería, tener chofer y muchacha, ir a una escuela privada, etc. Mi mundo era chiquitito y cubierto por una burbuja.

Algunos años después ese mundo creció un poquito y a la burbuja le entró un poco más de aire. Me enfrenté ante una realidad ajena a todo lo que yo conocía. Ante un papá débil, sin dinero y una responsabilidad encima.

Hoy, 10 años después de ese respirón creo que ha entrado un poco más de aire, la niña se ha hecho no tan niña y el mundo se ha hecho un poco menos chico. Pero creo que nunca, por lo años que dure, me dejaré de sorprender y me dejarán de caer 20s. Osea que uno siempre tendrá la oportunidad de aprender…

El 20 que me cayó tiene que ver con lo insignificante que soy en el tema económico.

Me sorprendió en este último viaje las casas, los tamaños, los lugares, el derroche de dinero, los coches y un comentario que me dijeron “Existen millones de personas con millones de dólares”. Zaz! Cada vez me hacía más chiquia… y no por nada sino porque en mi muy egocéntrico punto de vista me creía no sólo privilegiada sino hasta un punto ambiciosa y por ende “orgullosa” de lo que he hecho. Y ese comentario por unos segundos me hizo sentir chinche. Pero qué bueno!!!

Esta bien darse cuenta que uno es privilegiado pero no por eso le tiene que entrar a la competencia que seguramente nunca termina. Hay gente privilegiada porque con lo que tiene es feliz y no quiere más. Yo llevo muchos años tratando de entrarle a una competencia que además nunca voy a ganar. Ganaré el día que me sienta a gusto con lo que tenga y sepa que soy privilegiada por muchas más cosas que por la cantidad de pesos en mi cuenta de ahorro sino por besos, abrazos, buenas pláticas, la capacidad de disfrutar, etc.