Es triste pero es cierto, vivimos en un mundo en donde las apariencias suelen importar. De hecho vivimos en un mundo donde las apariencias son tan importantes que te pueden ayudar a conseguir un trabajo, a perderlo, a conseguir una novia, a perderla o incluso ayudan o perjudican a que uno pueda mentir con facilidad…
Sé que para muchos (no me incluyo porque ahora me explicaré) las apariencias son tan poco importantes que las sienten banales. Eso puede ser totalmente cierto en unas ocasiones pero no en todas. Como platicaba hoy con alguien especial si llega un “Director” la gente por lo menos asume que tendrá 2 que 3 canitas o que vestirá camisa, traje o barba. ((justo estoy trabajando en una campaña para un banco donde intentamos “matar” ese tipo de paradigmas tan arraigados en nuestra cultura)) También si un rockero sale de traje y peinadito con mucho gel pues podríamos decir que el audio no macha con el video pero creo que el fondo está en el que es muy probable que tengamos hechos en nuestra cabeza una serie de prototipos tan limitados que nos preocupa salir de ellos porque eso nos tendría que volver una sociedad más flexible, cosa que nos llevaría aún varias décadas de maduración para poder presumirlo. Todo a pesar de que vivimos en un mundo cada día un poquito más global en donde vemos a Sergei Brin uno de los hombres más ricos del mundo siendo CEO de su empresa vistiendo jeans rotos, tenis Adidas y una playera con algún mensaje curioso. Lo que pasa es que también tenemos a personajes tipo “Marco” a quienes les preocupa tanto el exterior (quizá porque por dentro hay muy poco, no se, no quiero asumir) que su espacio (único?) para marcar un statement de sabiduría, poder adquisitivo, altura, envergadura, etc. son los zapatos que claramente se les ve la hebilla de Ferragamo, el cinturón de la H o la G, la tarjeta negra de American Express, so on and so forth.
Las apariencias de las que yo habló quizá no tienen todo que ver con la ropa sino más bien con lo que uno refleja hacia el exterior de lo que es uno por dentro o tan siquiera una parte de uno por dentro. Y si, la primera impresión se remite a la vista, a esa apariencia que uno refleja hacia fuera. Es curioso pero cuando uno está enamorado todos nos comentan que nos vemos bien, mejor, con más vitalidad y alegría, en este caso nada tenía que ver la ropa pero probablemente como nos sentimos tan bien por dentro pues estamos en el gimnasio, comemos sano, nos arreglamos y eso hace que el conjunto sea mucho mejor. También lo debemos de hacer por uno mismo, por ahí alguien muy increíble dijo que no sólo es para el exterior sino para que uno se sienta a gusto con uno mismo, y eso es lo más importante, por eso cuando vas a una boda a pesar de que es de hueva el vestido, el salón, los tacones y demás, es padre verse bien. Es padre verse guapo para una junta o para una simple paseada en la Condesa.
Apoyo que la gente se vista bien, apoyo las camisas de cuadritos morados con blanco, los zapatos raros y no me importa si son de la familia tal o cual, lo que esta chido es que la gente se cuide (pampered?) y se consienta, que se vea al espejo y diga, “Yo a mi si me gusto jaja”, es una buena manera de empezar el día. Al contrario de que si nos ponemos unos pants, no nos peinamos, ni bañamos… ese comentario difícilmente saldría. Chale, ya me sentí banal jaja. Pero no, espero haber podido reflejar mi punto. Apoyo a los guapos, y no porque lo sean bajo las reglas de la estética universal, sino a los que se ven guapos porque encuentran su personalidad dentro de los paradigmas de la sociedad un tanto cuanto limitada. Apoyo a la gente que le echa ganas a verse bien porque eso los hace sentirse bien también. Y apoyo a los que a pesar de los paradigmas le echan ganas a si mismos sin caer en lo de siempre.
Pero sobre todo apoyo a la gente que se para por sus principios, aquellos quienes nos sorprenden a pesar de su buena o mala apariencia, tratemos a la gente por como es.