ESTE PAÍS ES UNA PENA, MIOPIA TOTAL

Hace exactamente 5 minutos que “vote”. Me detuve en la casilla ubicada en Av. Toluca y la calle Don Manuelito, Colonia San José del Olivar, Delegación Álvaro Obregón. Me baje en medio de la lluvia y me encontré con un puesto de venta, literal. Antes de solicitar la credencial de elector me “ofrecieron” playeras en contra de la reforma a cambio de un donativo a mi gusto. (Indignación no. 1 que con el dinero que pago de impuestos se produzcan souvenirs antirreforma y se gaste en una encuesta donde las preguntas están sumamente sesgadas) Entregué mi credencial y me dieron 2 boletas. Me considero una persona estudiada y ambas preguntas están mal planteadas. Tan confusas que a el promedio le cuesta responder, sólo iban con la consigna de contestar que NO. Vote, en la urna de las hojas verdes había que poner la hoja rosa y viceversa. (Indignación no. 3 ni siquiera utilizaron bien los recursos para capacitar). Mientras me ponían la tinta indeleble en el dedo se acercó un señor de aprox. 50 años de edad de apariencia humilde a solicitar más de aquella tinta indeleble porque si no no le iban a entregar la “torta”. (Indignación No. 2 es el colmo total que se sigan acarreando a personas a este tipo de incongruencias; una vez más con dinero de TODOS los ciudadanos y no sólo los que están en contra de la reforma) Bastante enojada pregunté al señor de qué se trataba su “torta” y me contesta quitado de la pena: Cada vez que nos llevan a algún lugar o votamos nos entregan una torta allá en la Era (colonia humilde vecina de la casilla). Me subí a mi coche de regreso a mi casa con ganas de llorar. Tengo 27 años y mi país es una pena. Estamos gobernados (por lo menos en la ciudad) por gente que no quiere avanzar. Es una pena que casi todas las áreas de gobierno manejan a su gusto sus “poderes” y muchas de ellas van en contra de las garantías individuales. Tengo 27 años y no le veo futuro a este país . Tengo 27 años y no creo que los políticos quieran un mejor país; creo que más bien quieren popularidad y más dinero para su familia.

P.D. Esta carta iba dirigida a muchos líderes de opinión que no tuvieron los pantalones de publicar sus mails.

LA SOCIEDAD JUSTIFICADA

Hemos sido educados bajo el concepto de la justificación. Siempre, desde chicos hemos aprendido a justificarnos; desde un pequeño retraso de tiempo hasta la imposibilidad de haber hecho lo que teníamos que hacer.

Triste pero cierto. No somos capaces de decir la verdad ni de actuar en base al valor que tiene nuestra propia voz. Y por esa poca consciencia hemos conseguido que nuestra voz no valga, que lo que digamos sea una posibilidad no una realidad y que cuando escuchamos a alguien decir algo siempre cabe la inmensa posibilidad de que no pase.

Todavía peor es que hemos utilizado la conocida creatividad del mexicano se han instaurado justificaciones y pretextos según el área de expertice.

Me dedico a la publicidad y mis pretextos se relacionan al arte; he utilizado desde que no hemos podido decidir entre cuál de las fabulosas ideas para presentar y por eso no estamos listos a tiempo cuando la realidad es que ni siquiera habíamos empezado hasta el típico retraso debido al tráfico insoportable de esta ciudad, pretexto utilizado por muchos.

El carpintero siempre puede utilizar la excusa de que el barniz no se seco por el clima, el diseñador que se fue la luz y se perdieron los archivos, el chef que salió mala la carne, el ingeniero que no fraguó a tiempo el concreto, el arquitecto que los albañiles se emborracharon en la noche, el abogado que en la delegación le detuvieron los papeles más tiempo de lo pensado, la abuelita que se siente mal, el niño que tiene gripa, el deportista que se lesionó, el escritor que la depresión lo dejó sin palabras, el biólogo que el microscopio no funcionó, la mamá que un hijo le impidió llegar a tiempo por el otro, el papá que tiene mucho trabajo, el actor que tuvo llamado, y así, miles y miles de justificaciones.

Qué asco. Por qué no podemos aprender a ser netos, sinceros, a decir el por qué sí o por qué no pudimos o no hacer algo.

NO ME GUSTA MI CIUDAD

Pronto cambiaré mi coche, pero me entristece que para escoger el futuro mi decisión se base en miedos: miedo a que me asalten, miedo a que no tenga suficiente carrocería como para aventársela al secuestrados, miedo a que no sea alta como para que me respete el pecero, miedo a que no aguante los baches, topes y hoyos de la ciudad y miedo a aparentar algo que no soy ni tengo. Y es que llevo toda la semana meditando y no doy con nada, una es mucho de uno y poco de otro, otra no tiene nada de nada y así llego al día de mi decisión y no sé. Me debería de quedar con mi coche y punto.

Pero la tristeza a lo que me lleva esto es a la ciudad en la que vivimos. Por qué?

Y es que me pongo a pensar que en los altos no me acerco mucho al coche de enfrente para que no me vayan a “atrapar” en caso de un asalto, que pongo mi bolsa atrás para que no me vayan a dar un cristalazo, que no me gusta manejar en la noche para que no me pase algo y que no uso joyas caras (además de que no tengo) para que no me las arranquen, que cuando camino en la calle volteo constantemente a ver si nadie me viene siguiendo, que no viviría en casa sola para que no me llegaran a espantar a media noche encapuchados, que no voy a cajeros que no estén dentro de supermercados, que en la gasolinería dejo el coche prendido, que confundí al del valet con un ratero y que no doy mi teléfono ni de casualidad a extraños.

Y podría la lista seguir.

Qué vamos a hacer los que si queremos esta ciudad pero no queremos vivirla así? Nos vamos? Nos quedamos? Tenemos hijos aquí para que crezcan muertos de miedo?

VIDA DE PELÍCULA

Estoy leyendo un libro bastante bueno, y he de confesar que tengo el hábito de mientras leo subrayar y anotar a un lado lo que el escritor o mi subconsciente me hacen pensar mientras paso de palabra en palabra.

El día de hoy, en la antesala de una junta leí una frase que hoy me trae con la materia gris ocupada y luego cuando iba en el coche escuché otra que causó el mismo efecto (además de que estaba ligada a la primera). Decían más o menos así (el libro está en mi coche y mi memoria a corto plazo no es la mejor): “Si viviéramos conscientes todo el tiempo de la realidad nos suicidaríamos” y “No somos víctimas sino cómplices”. Fuertes las dos.

Todo esto me llevó directamente a un archivo secreto guardado en mi cabeza que siempre ha querido tener vida de película. Sí, por clichesoso y aspiracional que se escuche siempre he querido que me sucedan cosas como en las películas. Los grandes triunfos, las increíbles historias de amor, los super guapos, las extrañas coincidencias, los tiempos exactos, los maravillosos sueños, las fantasías de ensueño, las metas alcanzadas, etc.

La vida muchas veces es complicada (por no decir fea). Simplemente les cuento mi sábado: me desperté viendo una noticia en donde un sr. guardó a su hija en condiciones insalubres por más de 18 años en un cuarto porque la mocosa (en ese entonces) metió la pata. No fue suficiente el castigo sino que el sr. la violaba y tuvo 3 hijos con ella. Luego me dirijo a una interminable junta de trabajo (de 16 horas en sábado por qué no…) donde tuvimos que tomar decisiones desde seguir adelante hasta correr gente. Pasé a una llamada de preocupación de mi madre por el estado de mi padre y a otra de mi hermano por la tristeza que lo ampara la soledad porque lo tronaron. Justo antes de irme a dormir 60 seconds presentaba la historia de un hijo de una familia de 4 que decidió armar un plan para matar a su madre, padre y hermano. No le salió del todo bien el plan y el papá no murió. Para colmo el muchachito este no sentía la más mínima culpa y el papá aún así lo perdonó. Todo terminó el domingo por la mañana cuando me entero que tengo un tío travesti.

Conclusión; quiero vida de película.

Cómo le hago?

No sé. Me emocionan las películas en donde el malo ladrón tiene una causa y todos en la sala del cine lo apoyamos por más ratero que sea. Me encanta la sensación de felicidad cuando loa amores imposibles se juntan. Me duelen los cachetes de felicidad cuando el sueño más difícil se ve resuelto. La está típica historia a la broadway donde siempre encontramos un triángulo amoroso, un protagonista y un antagonista y un problema a resolver me agrada.

Le he dado varias vueltas y creo que tiene que ver con que me gustaría protagonizar una de esas historias y no darme cuenta que si fuera consiente quizá me suicidaría.

Tengo ganas de un príncipe azul, de ganarme la lotería, de seguir mis sueños en cuanto al trabajo y volverme cheff, de viajar a lugares desconocidos y de ayudar.

Quiero ser como Kate Winslet en el commercial de American Express… at 17 I went to prison for murder, by 19 I was pennyless and heartbroken, I almost drowned at 20, my mind started to go at 24, then I had my memory erased at 28, and by 29 I was in NEVERLAND. My real life doesn’t need any extra drama. That’s why…

Por eso quiero tener vida de película!