INFIDELIDAD

Es curioso el mundo en el que vivimos, es curioso cómo a éste le afectan las cosas y cómo a los individuos que lo habitamos nos afectan de distinta manera a cada uno; inclusive las mismas cosas.

Creo que la infidelidad puede ser signo de esta incongruencia de ideas.

Para muchos es imperdonable, para otros es algo que el cuerpo necesita, para otros casi todos los hombres lo hacen pero las mujeres lo hacen mejor, para muchos tiene que ver con la deslealtad y para otros tanto nada que ver, otros piensan que se debe de perdonar más no olvidar y otros viceversa; pero creo que no todos definimos la infidelidad de igual forma, y creo que está ahí el meollo del “asuntacho”!

Para mi, “Alicia”, la infidelidad es cuando deja de haber constancia en el afecto y en las ideas. Es romper un compromiso. No creo que solamente se englobe en el aspecto sexual, al contrario, es cuando cualquier compromiso que hayamos echo sin presiones, de manera libre y deliberada, y que decidimos, por cualquier motivo, romperlo. OJO, nunca dije detener, eliminar, borrar, etc. eso no sería infidelidad.

Y para que se les ocurran casos que no tienen nada que ver con sexo (malpensados), les doy algunos. Cuando nuestra mejor amiga de primaria decidía “irse” con nuestra enemiga acérrima, nos sentíamos traicionados y sentíamos que ella nos estaba siendo infiel. Cuando el senador del PAN decide de un día para otro “mudarse” a la bancada priísta, los militantes del partido blanquiazul sienten que le fueron infieles. Y así hay infinidad de casos.

Hoy a mi me invade un sentimiento de infidelidad, de que me fueron infieles. Pero si analizo de raíz la situación, no lo fue. Pero igual el sentimiento ahí está. Es raro, yo ni existía en ese momento y me siento rara. Que alguien me ayude, que alguien me diga que todo está bien y que no tengo que chaquetearmela por eso!

Pero estoy sola en mi oficina, no hay nadie quien me ayude o que me diga que todo lo que mi cerebro piensa ESTA MAL!!!!

Pero aún así no estaría de acuerdo con la frase de Aristóteles que dice que es mejor ser ignorante porque uno puede afirmar, ya que el sabio solo duda y reflexiona.

En fin, creo que mejor me voy a dormir, tengo sueño y disvarío. Estoy cansada. Hice mucho ejercicio… y eso me hace pensar y hoy quiero sentir, no pensar!

CÓMO ESTÁS?

Si hubiera un contador que cuantificara la cantidad de veces que esta frase se utiliza en el transcurso de la mañana, nos faltarían casillas para contabilizarlas…

Hoy llegue “medio” temprano a mi oficina, razón por la cual ya casi todos los “empleados” (menos yo) se encontraban en sus cubículos. Saludé a cada uno de ellos y todos, sin excepción dijeron esas dos palabras juntas: “Cómo estás?”

Algunas veces venía acompañado de; “bien, y tú, cómo estás?” (lo cual respondía a mi pregunta con las mismas dos palabras), otras veces era sólo “cómo estás?” y la última persona dijo: “cómo estás de pie con esos tacones?”, pero al final, el “cómo” y el “estás”, estaban presentes.

Lo triste es que dudo mucho que a los que preguntamos nos interese realmente cómo están todos a los que les preguntamos; o a poco estámos preparados para recibir tremenda respuesta de milminutos??? Porque contestar cómo se encuentra uno, es tema palargo! -tienen tiempo???-

Mucho nos espantaríamos si al hacer la pregunta la contraparte garraspea un poco para limpiarse la garganta y se arranca… “Pues no muy bien, fíjate que ayer fui a mi grupo de AA y escuche varias historias desgarradoras. Hubo una en especial, la de una señora de 40, que fue la que más me impactó. Ella está divorciada y vive aún con su esposo. Está enferma de sus emociones, su marido es alcohólico y sus hijos adolescentes asisten a Al-Anon; un grupo tipo AA pero para los hijos adultos de padres alcohólicos. Al salir del grupo no tenía ganas de irme sólo a cenar, porque eso me hace sentir más sólo………………………………” Y así nos seguiría contando por varios minutos, y en el mejor de los casos (mejor porque eso diría que está en confianza y se está desahogando) horas.

Una respuesta que pocos tendrían contemplada dentro de su acortado y justo tiempo matutino. Pero entonces “paque preguntan”.

Yo propongo que preguntemos si realmente lo sentimos y nos interesa cómo está la otra persona (y sólo si estamos dispuestos a realmente escuchár cómo está). Si no, abstengámonos de esa muletilla al saludar a alguien, uno nunca sabe si por preguntar, dejamos al otro con las ganas de desahogarse. Mejor quédese en el “buen día”. “hola” o simplemente sonria, ya ve que es sumamente contagioso!

ORACIÓN DE LA SERENIDAD: “Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia” T. Morton

(para ti, que sabes que siempre estaré cerquita).

YA LO PASADO PASADO

Pues si, como diría el Príncipe de la Canción… Ya lo Pasado, Pasado! Y con esto termino mis posts del día de hoy (confieso, te abandoné 5 días, te extrañé, pero ya estoy de vuelta).

Por qué tenemos los seres humanos, o yo por lo menos, la estúpida necesidad de rascarle al pasado, de preguntar y de hacer de tu daño lo que no fue en tu año???

Hoy yo pido disculpas a quien le tenga que pedir por no tener la capacidad de dejar el pasado ahí, y de hacer lo de hoy mi presente y punto. De verdad intento y muchas veces no lo logro.

O qué, la inseguridad de uno, el estar “al desnudos” y vulnerables nos vuelve arqueólogos o historiadores de la vida del otro??? O nos afecta la posibilidad de que se repitan las acciones, o que el otro regrese al pasado, o qué es lo que tanto nos afecta que nos aferramos a preguntar, a rascarle al pasado y a hacer del pasado nuestro presente !?!?!?!

Qué complicados somos los seres humanos, y qué complicadísima soy yo! Jaja!

SONRIE, ES CONTAGIOSO

El viernes tuve la oportunidad de ver una de las mejores sonrisas. Se la vi a alguien muy especial, lo cual potencializa aún más la satisfacción que me dio observar ese fenómeno (le pondría repeat cuantas veces pudiera).

Cómo lo logro? Simple, hizo lo que más le gusta en la vida (y además para mi punto de vista lo hace muy bien); y lo mejor, en un momento inesperado; lo sorprendieron!

Ojala y todos tuviéramos una afición de ese estilo, ojala y a todos se nos llenara el rostro al hacer nuestra actividad favorita.

Yo disfruto mucho de mis actividades, pero no puedo presumir que mi cara se vuelve sonrisa al cien por ciento al hacer alguna de ellas. Pero no se angustien, seguiré buscando hasta encontrar la actividad que eso genere, o la persona, o el pensamiento dentro de mi. Y lo voy a encontrar.

Celebremos a quienes tienen esa capacidad, apoyémoslos para que cada día repitan más esa sonrisa y tengan la oportunidad de hacer lo que más les gusta; porque de paso su sonrisa se nos contagia y nos hace pasar un excelente momento.

UNA LAGRIMA

Dicen que cada lágrima enseña una verdad… puede ser. A mi me conmueven mucho las lágrimas, y más cuando son de alguien que uno quiere. Pero cuando son lágrimas mías a veces no me conmueven y me dan coraje. Probablemente porque se la razón de ellas o porque simplemente no encuentro ninguna razón (la mujer hormonal).

Pero bueno, esto lo traje al tema por una razón un tanto extraña.

Ayer veía un programa de televisión y lloré!!! Qué me pasa, dónde quedó la cordura??? Pero luego me relajé y dejé que todo fluyera… y me di cuenta de que todo a uno le afecta según el cajón de la memoria que uno abra al vivir.

Y es que ayer se abrió, con mencionado programa, un cajón muy especial en mi vida. Ese cajón tiene nombre y apellido. Nombre Fran, apellido Cancer. Y no por su signo del zodiaco sino por la causa de su muerte.

Fran era de mi edad y le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda. Después de 2 años de miles de intentos, medicinas, camas de hospital y sustos; murió. Y lo peor es que llegó un momento en donde él ya pedía que no hiciéramos más esfuerzos por mantenerlo en esta tierra. El sufrimiento era mucho y la esperanza poca.

Murió y años después me sigue afectando su ausencia. Quizá porque no he logrado conectar con alguien como con él, o probablemente porque mi pasado con él me afecta el presente.

Que bonito sería tener una tecla “delete” en el cerebro. Ahí entre toda la materia gris que tenemos, un botoncito que pudiéramos apretar para algo completo o para solo una parte de ese algo.

Yo borraría los malos sentimientos, las desconfianzas y la inseguridad que a veces invade mi cuerpo cuando me siento vulnerable.

No borraría a Fran, borraría los malos ratos que él pasó. No borraría personas, borraría situaciones, no borraría momentos, borraría mentiras, no borraría lágrimas, nunca borraría lágrimas, porque todas y cada una de ellas me enseñaron una verdad.