Estoy sentada en una banca del Parque México. Es temprano –hace un poco de frío-, es la hora en la que los amantes de las 3 rayas, la palomita o el puma salen a pensar en sí mismos o a golpear el piso al ritmo de lo que se esté escuchando en su aparatito, antes blanco y ahora de mil y un colores –bueno no tantos-.
Si en realidad uno parara la antena de fibra óptica que traemos integrada y pudiéramos colorear todas las marcas que están a nuestro alrededor; en estos momentos estaríamos en un antro high-end de música electrónica.
Los más notorios son estos personajes solitarios que caminan, trotan y corren al ritmo ya sea de su propio latido, de la bachata de Juan Luis o de los Killers. Parece ser que la marca es un tanto más importante que el propio ejercicio. El “teni”, la calceta, el “short”, la playera –que en la mayoría de los casos es un trofeo de alguna carrera de 10kms en donde supuestamente participaron-, la sudadera, la bandita de la cabeza, el audífono principalmente blanco, el lente oscuro, el reloj que marca el pulso, etc. Todo un MUPI caminante. Varios de ellos complementan su atuendo con la mismísima botella ya sea de energizante o agua. Siempre con la marca visible. Incluso, acabo de ver a uno con agua dentro de la botella del energizante. Gatorade estaría orgulloso y no. Por un lado la marca está bien posicionada, tanto que la quiere traer aunque sea con agua; pero por el otro el consumidor no está bebiendo Gatorade sino que le puso agua al envase de este.
Habemos varios que no estamos corriendo pero sí traemos algo encima o de lado que pertenece a una marca global. Mi compu –Mac obvio-, el café de Starbucks de mi vecino de banca, la bolsa verde de Superama de la señora que pasa frente a mi, la bolsita de barritas de piña que trae una niña y … sí, Marlboro, la cajetilla de cigarros del señor que acaba de encender a las escasas 7 am de sábado, un cigarro.
Si nos vamos a cosas más típicas, veo arriba del edificio Art Nuveau que está atrás de mi, un espectacular de Bimbo donde aparece Rafa Marques, en el parabas debajo del edificio, también Bimbo pero ahora con Gerardo Torrado, sobre el piso, específicamente sobre los caminos para los corredores Niké puso cada 10 metros su “palomita” y la leyenda 10kms con stencil y laca en spray, hay posters de la Sonora Santanera en algunos de los árboles y de pronto “ricos y deliciosos tamales oaxaqueños…”, un carrito de helados Holanda, un flyer del SME tirado en el piso, una señora con una playera de EPura, se aparece la señora de Publimetro con su chamarrota anaranjada y carrito en el mismo tono a entregar el periódico gratuito, “hay tamales calientitos, tamales…”, del otro lado de la señora de Pubimetro llega un hombre pancarta con un letrero de “máspormás” y sus respectivos periodiquitos –gratuitos también-, un niño juega con una mano de hule espuma de Volaris y Rockampeonato, y sí, a lo lejos veo a dos gordibuenas con ropa bastante entallada que reparten algo, voy vuelvo… son dos “demoedecanes” de Powerade, con ropa deportiva y cuerpos no tan deportivos repartiendo el famoso energizante –ya son las 8:43am, seguramente las dejaron salir de su camionetota pues ya no hace tanto frío-; minutos más tarde se ve que Pedigree hará algo con la cantidad de perros que hay en este lugar, un tipo “minimatarón canino” están montando una serie de obstáculos para los cachorros y pistas tipo comando para los más grandes.
Triste pero cierto, las marcas nos invaden. De pronto ni sabes cómo y en menos de dos horas astamos ya en un antro lleno de luces multicolores. De pronto pienso que los creativos ha muerto porque no vemos más que publicidad típica y según ellos comercial que poco a poco ha ido matando la mente del consumidor que pareciera se conforma con todo pero en algún momento vendrá su venganza.
Por qué no vemos un anuncio de PREVENIMSS en el que coloquen un floor graphic sobre los caminos para corredores donde aparezcan imágenes de gordos y frases fuertes y datos duros sobre la obesidad e incentiven a los corredores a dar 5 minutos más; por qué no a un jardín ambulante tipo carreta de principios del siglo XX donde McDonalds anuncie su nueva barra de ensaladas frescas y naturales, por qué no de pronto los cientos de personas que están aquí comienzan uno por uno a bailar al son de la música que trae un cholo en su grabadora y terminan con una puesta en escena maravillosa, por qué no trenzas de pelo natural colgadas como barandales en el metrobus con leyendas de donación de cabello para personas con cáncer, por qué no un mega floor graphic en el piso de un centro comercial donde mucha gente pasa por encima y una leyenda que ejemplifique a la gente con pulgas y cómo quitárselas de encima, por qué no un parabus anunciando una bebida refrescante y que al pasar de la gente salga un mist de agua, por qué no camisas empacadas como verduras para promocionar un detergente con aroma fresco, por qué no un coche estacionado junto al parque con un vinil en los cristales que simule agresión familiar dentro de él y una frase que diga “pasa en cualquier lado”, por qué no la chava encerrada en una maleta transparente con una leyenda que haga referencia a lo fácil que es traficar, por qué no proyectar un video sobre 2 edificios de situaciones tipo en un incendio sobre el mismo edificio si llegara o no la Cruz Roja, por qué no?, no sé, porque sí pasa pero no tan seguido como quisiéramos, dónde está Washington Olivetto!