Cuando tenía 4 o 5 años tuve mi primer contacto con Alicia, la del País de las Maravillas. No recuerdo bien pero estoy casi segura de que fue con la película de Disney o un libro de dicha película. En esos momentos Nome daba cuanta de la lucha entre lo lógico/ilógico ni del proceso matemático que Lewis Carroll intentó meter en cada palabra de su obra prima pero me encandiló. Era una ventana a lo real a los sueños; era poder imaginar a las 4 de la tarde. Ese fue el inicio de mi obsesión por Alicia, el Sombrerero Loco, el conejo que siempre lleva prisa, la reina de corazones, el gato de la sonrisa eterna, la oruga que pregunta constantemente Who are you y todos y cada uno de los personajes, paisajes, momentos e historias que suceden en ese libro. Hoy, 25 años después puedo decir que he leído el libro más de 30 veces, que descubrí como 6 años después Alicia Detrás del Espejo y que realmente lo entendí como hasta los 14 y que cada vez que lo releo descubro nuevas maravillas ahí escondidas. Tengo una colección de alrededor de 20 libros, todos distintos y todos con algo mágico (recetas de cocina, 3D, ilustraciones originales, etc.) De hecho, me volví seguidora del admirador más grande de Alicia, me metía a su blog y bajaba sus videos en YouTube ya que es considerado el gran especialista en la obra. Un inglés que cuenta con una biblioteca competa sobre Alicia, un inglés que heredó el fanatismo de su padre y quien hoy está sentado al lado derecho del padre (Tim Burton) para poder llevar hasta las últimas consecuencias la que para mí (por mi propio fanatismo) será la GRAN obra de este maestro del cine: Alice in Wonderland; con nada menos que Johnny Deep.
No pasa semana en la que intente encontrar alguna novedad (no vista por supuesto) dentro de internet. Y –so far- lo que he visto me ha dejado con la boca abierta. Es increíblemente maravilloso lo que he visto!!! Es magia pura… es una obra maestra de escenografía, vestuario, producción -por lo que he podido ver-. También creo que el papel del sombrerero loco le queda como anillo al dedo a Deep.
Pero lo que me ha sorprendido más hasta el momento es que no intentaron hacer el remake de la película de Disney ahora en 35mm; lo hicieron 10 años después. Alicia de Disney tiene alrededor de 9 años. Alicia de Burton tendrá 19 y será la historia de su segundo viaje al País de las Maravillas.
Si intento –lo he hecho ya varias veces no crean que esto es mera psicología barata mientras posteo en mi cama- analizar el por qué de mi obsesión con Alicia y el por qué no se quedó como una simple historia puedo ver miles de cosas que de hecho ya he escrito y reescrito –por algo mi tesina, por algo mi 1er librito, por algo mi 2º librito, por algo mi pseudónimo, por algo el nombre mi blog, por algo quiero una hija Alicia (no será mucha carga sobre la pobre niña?), por algo mis mini y mega enredos… -. Pero si intento analizar el por qué al escuchar esta nueva versión de Alicia se me estremece –era necesaria la palabra- el cuerpo descubro otras tantas maravillas.
Siempre me he visto en Alicia, siempre he pensado que ella tiene algo de mí –absurdo- y yo algo de ella –real-. La primera y la más fácil de las coincidencias es que yo desde chiquita quise ser grande cuando era chica y más chica conforme iba siendo un poco más grande –utd-. Me acuerdo que iba con mi abuela al super y yo imaginaba que iba con mi ama de llaves y mi chofer, caminaba de la mano de ella y yo en mi mente imaginaba que era mi bastón y mientras ella iba escogiendo las latas de atún y bolsas de arroz yo decía para mis adentros: “Regino –el nombre del chofer de mi abuela que yo por segundos me adjudicaba- te pido que coloques unas bolsas de pasta dentro del carro, Regino unos gingerale que le gustan al señor, Regino unas bagguettes para el almuerzo, Regino trae, Regino lleva, Regino coloca, Regino, Regino, Regino….” Seguramente mi abuela ni cuenta se daba pues ella me traía sangoloteada de la mano de un pasillo al otro pues según ella era peligroso dejarme en el carrito (si tuviera hijos hoy seguramente no los sacaría ni del jardín de su casa) y mientras yo imaginándome mi gran historia. Ahí era un claro ejemplo de querer ser grande cuando era chica. Otro era cuando me sentía la mamá de mi mamá y la quería sobreproteger y mandar. Confieso que hasta el psicólogo fui a dar. Pero también había episodios de querer ser chica cuando ya no lo era tanto. Me costaba trabajo crecer; básicamente porque me iba desprendiendo de aquello que era tan querido para mi y me costaba adaptarme al cambio. Por qué? Quizá porque desde pequeña no fui buena con las pérdidas y no quería soportar más –perdidas- en mi vida. Me iba a la cama de mis papás cuando tenía 7 años, no me gustaba quedarme a dormir en casa de nadie, me daban pavor los perros –bueno eso pudo haber sido porque me mordió un doberman- y cada vez que terminaba un año, que era mi cumpleaños o que pasaba una Navidad más lloraba con mi mamá y le decía que no quería crecer porque no la quería perder…
Otra coincidencia –y ojo que esto es visto por mi y cada quien puede tener su punto de vista, para nada son guayabasos- era que yo veía detrás de las cosas. Me encantaba utilizar mi imaginación para ver una historia detrás de un columpio, una aventura al árbol de casa de mi abuela, un drama a la historia de mi papá, un cuento de hadas a mis noviazgos y todas llenas de personajes altamente interesantes.
Y para no hacer más largo el cuento, cada vez que veía o leía a Alicia sentía que yo podía imaginarme a una oruga fumando con boquilla, y preguntándome quién soy y qué quiero hacer de mi vida. O a un sombrerero loco tergiversando cada palabra que yo dijera o malinterpretando todo lo que yo hiciera. O incluso a una reina de corazones mala, que aun estando los corazones mal pintados e imperfectos sintiera que nadie lo hacía mejor que ella. Y por supuesto a un gato drogado con sonrisa permanente y ojos dilatados, que muy a su manera me dijera que estaba yo bien fuera para donde fuera.
Ahora con esta nueva versión de Alicia me vuelvo a identificar –y conste que no he visto nada más que trailers, fotos, sinopsis de medio renglón y uno que otro sneak Peak-. Me identifico porque años después (en mi caso tuvieron que ser más de 10 jeje 25 para ser exactos, slowlearner), en este 2009 y seguramente en lo que vendrá en 2010, 2011, 2012 y así seguiré, estoy entrando a una nueva etapa de Alicia. El regreso a ese País de las Maravillas, ahora un poco más grande, con menos miedos y con más ilusiones. Un País marcado por un año lleno de sueños y retos hechos realidad. Un País que no se quiere detener ni un segundo, aunque sabe que debe pensar las cosas, pero quiere comerse el mundo a bocanadas. Si mi vida de los 5 a los 29 fue increíble, espero que mi vida de los 30 en adelante lo sea así o más maravillosa. Una nueva etapa que quiero disfrutar por segundos. Y si Alicia a los 9 fue sorprendente, no tienen idea las expectativas que tengo de Alicia a los 19. Así que si puedo decir de 1 de las cosas que anhelo para este 2010 es de Alice in Wonderland de Tim Burton. Alicia tiene mucho que dar y muchos esperamos de él (Burton) no sólo una película sino la continuación de muchos sueños y realidades; no nos desafíes. Ahí estaré yo (sería mágico en City Hall o en el Kodak Theater o donde vaya a ser la premier a nivel Mundial pero si no en Cinepolis Imax eso sí) sentadita horas antes para escoger la mejor butaca, con el mejor sonido, con una botella de agua, unos chocolates y unas palomitas de caramelo. Seguramente me vestiré de gala y llevaré mis mejores ajuares. Seguramente saldrá alguna lágrima. Y si de Moulin Rouge salí de una función para entrar a la siguiente y ver lo que no había visto, aquí me querré quedar a dormir en el cine y no despertar de ese sueño vuelto a nacer.
Así que ese es uno de mis 10 deseos… ver, disfrutar y vivir la nueva etapa de Alicia -de mi-, en pantalla grande y en carne propia.