LA RESPUESTA ESTA DENTRO DE MI

Valorar hasta donde uno está dispuesto… Seguramente se ha dicho miles de veces esta frase; en una conversación de pareja, de trabajo, de riesgo en una situación extrema, etcéteras. El valorar, el determinar la composición exacta de atributos para poder tomar una decisión x nos pone en entredicho. Es necesario analizar a fondo –lo cual sería ideal- para poder decidir sin titubeos. La variable es la disposición; eso que nos va a permitir hacer o no aquella cosa o permitir o no aquella situación. Si somos estrictos podríamos clavarnos en Platón y su constante búsqueda por el bien, pero como estamos en el siglo XXI y la gente y las sociedades han cambiado suficiente –como para atreverme a decir que Platón tenía mucha razón pero no toda ya que no conocía a la humanidad de este siglo ni de los subsecuentes; conocía ciertamente a la suya y por supuesto al hombre y gran parte de su esencia- me atrevo a decir que todo valor se funda en el ser puesto a que las cosas o las situaciones pueden “valer” para unos distinto que para “otros” –aunque siempre pretendamos la búsqueda del bien, cualquiera que este sea para uno-. Aún más complejo una misma situación o cosa puede “valer” para uno distinto dependiendo el momento, lo cual genera gran confusión ya que lo vuelve humano –y por ende capaz de errar constantemente- y codependiente del mismo. Así si uno está “contento” el valor puede ser x y si uno está “perturbado” el valor puede ser w –and so on and so forth-.

Me encuentro valorando hasta donde estoy dispuesta a soportar mi indecisión; porque claro que le puedo echar la culpa al otro pero en realidad el otro puede hacer lo que quiera y la decisión que yo tome frente a una circunstancia depende solamente de mi. Lo que el otro haga, diga o piense se convierte simplemente en una variable adicional mas no en la acción que debiese provocar mi reacción.

Podrá ser que mi indecisión recaiga en la incertidumbre? Porque además a hora que lo pienso no debiera existir ni la una ni la otra ya que yo debo de estar segura a pesar del otro. Yo debo de saber qué quiero y saber en dónde estoy dispuesta a ceder y en donde no a pesar de cualquier circunstancia.

Y me releo y más me confundo.

Esas listas de lo positivo y lo negativo; los pros y los contras ayudan a saber más o menos lo que uno quiere –o lo que no- pero no arrojan un “por lo tanto” tarán!!! Lo que quieres es: ____

Estoy dispuesta a mucho, muchísimo y más mientras sea por mi felicidad pero no estoy dispuesta a todo porque me ha pasado que a la mera hora salgo afectada y concluyo con que no valió la pena todo…

Hoy lo único que quiero es saber hacia donde tirarle, pisar firme y no depender del otro, más bien hacer lo que yo quiera, si hay otros que quieran unirse, bienvenidos, si no, pues no.

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