No es la primera vez que escribo del tema, pero no soy tan buena en esto del blogging como para buscar dicho post y ponerle un link. Confiemos más bien en la memoria del lector y la mía. En dicho, o dichos posts, escribía sobre el miedo que me da la soledad. Desde la palabra hasta el hecho me genera un sentimiento escalofriante. Pero el punto de hoy es repertirme que perro que ladra más bien no muerde. Mi miedo es enorme pero la realidad es que he estado sola en muchas ocasiones de mi vida. Y es probable que a la mitad de esas soledades ni siquiera me haya sentido sola, probablemente me he creado un concepto de soledad en mi cabeza muy aterrorizador y la verdad de las cosas es que ni es para tanto. Pensándolo así probablemente ya ni me debería de dar miedo irme a vivir sola. Aunque esa idea todavía no me fascina, pero la realidad es que he estado muchas veces en mi vida sola; hoy por ejemplo estoy sola. De hecho llevo sola ya casi una semana. Sola por decir que no he convivido mucho con mucha gente. Y no me disgusta, de hecho me gusta porque me da chance de pensar mucho sobre mi (mi vida, mi situación, mis planes, mis sueños, mi cuarto, mi, mi, mi, mi, mi). Así que no es tan mala la soledad, o por o menos eso quiero pensar hoy que estoy sola.
También puede ser porque es tan chingón estar acompañada que la soledad por eso no gusta tanto.