Osea, los si yo hubiera…
Creo que el mundo es como un libro de esos ochentenos de “Adivina tu aventura”. Cada página tenías la opción de decidir por varios caminos. Y cada camino te llevaba a una historia completamente diferente. Lo increíble era que si lo volvías a leer, encontrabas toda una nueva historia dentro de las mismas páginas. Así se eliminaba por momentos el “su yo hubiera”, porque en realidad podías escoger distinto y ver qué era lo que sucedía.
En la vida las cosas funcionan un poco distinto. Uno toma la opción y no es tan fácil regresar a la página anterior y rehacer la acción tomada. Pero eso sí, siempre es padre pensar en el que hubiera pasado si… Apoco no lo han hecho; yo, infinidad de veces, lo acostumbro hacer casi diario.
Esa onda de los “what if?” o “if I” son tan inútiles como inevitables. Yo no creo en el destino, porque me parece que le quita emoción a la vida (y está bien, también porque no me gusta la idea de que mis decisiones no cuenten!). Me gusta más creer que la vida es una serie de decisiones y hay veces que las decisiones de personas coinciden. A partir de ahí las decisiones de cada uno repercutirán en el otro, hasta que decidan lo contrario.
Yo decido leerte y me gusta como repercute eso en mi.