UNA LAGRIMA

Dicen que cada lágrima enseña una verdad… puede ser. A mi me conmueven mucho las lágrimas, y más cuando son de alguien que uno quiere. Pero cuando son lágrimas mías a veces no me conmueven y me dan coraje. Probablemente porque se la razón de ellas o porque simplemente no encuentro ninguna razón (la mujer hormonal).

Pero bueno, esto lo traje al tema por una razón un tanto extraña.

Ayer veía un programa de televisión y lloré!!! Qué me pasa, dónde quedó la cordura??? Pero luego me relajé y dejé que todo fluyera… y me di cuenta de que todo a uno le afecta según el cajón de la memoria que uno abra al vivir.

Y es que ayer se abrió, con mencionado programa, un cajón muy especial en mi vida. Ese cajón tiene nombre y apellido. Nombre Fran, apellido Cancer. Y no por su signo del zodiaco sino por la causa de su muerte.

Fran era de mi edad y le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda. Después de 2 años de miles de intentos, medicinas, camas de hospital y sustos; murió. Y lo peor es que llegó un momento en donde él ya pedía que no hiciéramos más esfuerzos por mantenerlo en esta tierra. El sufrimiento era mucho y la esperanza poca.

Murió y años después me sigue afectando su ausencia. Quizá porque no he logrado conectar con alguien como con él, o probablemente porque mi pasado con él me afecta el presente.

Que bonito sería tener una tecla “delete” en el cerebro. Ahí entre toda la materia gris que tenemos, un botoncito que pudiéramos apretar para algo completo o para solo una parte de ese algo.

Yo borraría los malos sentimientos, las desconfianzas y la inseguridad que a veces invade mi cuerpo cuando me siento vulnerable.

No borraría a Fran, borraría los malos ratos que él pasó. No borraría personas, borraría situaciones, no borraría momentos, borraría mentiras, no borraría lágrimas, nunca borraría lágrimas, porque todas y cada una de ellas me enseñaron una verdad.

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